martes, 19 de julio de 2016

¡Estoy viva!

Hoy me siento viva. Pero viva de verdad. 

Es un día como cualquier otro, con las tareas del hogar por hacer, el sueño enganchado a mis talones, y las noticias de un mundo que no es... salida a la compra a cuarenta grados, calles desiertas, pájaros invisibles.

Aún así no sé porqué, me siento muy despierta, muy lúcida y presente. Me siento parte del paisaje, y no sólo de los árboles, plantas y animales. Me siento parte del asfalto, de los ladrillos, de las farolas y los cables del teléfono que van cargados de datos.

Me concentro en esa sensación tan real, y se presenta ante mí mi vida entera (la actual) como si tal cosa. ¡Y la acepto!, sí, sí, con sus zurzidos y rodillas desgastadas. Con las lágrimas del parbulario y las hombreras noventeras (ups, qué pintas). De repente todo está aquí, cada episodio al alcance de mi mano. Y decido echar una ojeada, así rapidito, y tras unas risas cómplices conmigo misma, me quedo irremediablemente contigo.

¡Madre mía, cuantos años! Cuantas cosas hemos hecho y qué bonitas. Me doy cuenta de que éstos doce años juntos están hoy aquí, en mis manos. Tibios, sinceros, vividos de verdad, con hijos y todo.
Y no es que no lo supiera, pero no es lo mismo saber, recordar, analizar, subrayar, clasificar, razonar, conjugar.., que palparlos de repente en un presente muy presente.  

Palparlos en una realidad que supera las leyes de la física, porque... ¿Cómo explicar que en éste momento actual soy capaz de sentir con total nitidez lo que sentí cuando te conocí? ¿Qué a la vez que siento eso, estoy inmersa en las sensaciones de aquella excursión a la presa vieja de Valmayor del verano del 2004? Y en la emoción de caminar por Corrientes de tu mano, en la presencia de las estrellas sobre nuestras cabezas en Iguazú, nuestros ojos el día que adoptamos a Celta, el corazón a mil aquel día de verano tumbada bajo mi olmo favorito sabiendo, a pesar de que era imposible, que dentro de mi vientre crecía nuestra hija, el tacto de tus manos protectoras acariciándola por primera vez, tu voz en sueños diciéndome que me amas, las olas del Mediterráneo meciendo a nuestro hijo en mi vientre, y tu mirada vigilante no sea que las olas sean demasiado fuertes... tu beso en mi hombro esta mañana creyéndome dormida.

Todas las emociones en una sola. Miles, millones de chispas de electricidad que brotan del corazón y erizan el vello de mis muslos, humedecen mis ojos, agitan mi melena, me sacuden y me arrancan carcajadas de cuarentañera que despiertan algo, a saber qué, en el conductor de adelante.  

Y por si a todo ello le hiciera falta una banda sonora, Javier Bergia en la radio cantando al Planeta Tierra. Y yo hoy, mas planeta, mas Universo que nunca... me ruborizo al escucharle creyendo que va por mí.






¡Fuera disfraces!

Naces puro, perfecto, conectado... eres AMOR, sin filtros, sin censura, sin límites. ¡Y tienes la vida por delante!

Pero creces aprendiendo que tu estado natural no es del todo perfecto, pues el mundo que te rodea es de un modo muy diferente.

Y poco a poco tu expontaneidad se va apagando. Y el amor dado se convierte en amor condicionado. 
Y la sinceridad ya no es imprescindible, sólo un recurso para recibir felicitaciones.
Y conoces la decepción, la soledad, el conflicto.

Y pasados los años y alcanzada la edad adulta crees ser una persona hecha, íntegra y honorable. Pero como no eres feliz, no dejas de preguntarte qué es lo que has hecho mal. Entonces comienzas un proceso de autoconocimiento sin precedentes, porque es urgente saber qué pasa, quién habita dentro de éste ser imperfecto y qué es lo que está haciendo aquí.

Descubres que llevas puesto un disfraz, un elaborado traje a la medida de las circunstancias y en un primer intento por quitártelo comprendes que tiene tantas capas como memorias de dolor hay en tu alma.

Pero deseas conocerte, mirarte al espejo y ver la verdad de lo que eres. Y empiezas tu proceso de sanación; empiezas a desaprender, y a pesar de los dolores, una nueva corriente alegre y amorosa te sopla en las heridas y te regala auténticos momentos de gozo.

¡Y tu vida se convierte en una aventura! Tomas responsabilidad de lo que te sucede, perdonas a los que te hirieron, te vas volviendo cada vez más empático... el mundo te parece un lugar en el que cada día ser mejor persona. 

Te vas puliendo, limpiando... cada día te conoces un poco más y te amas!

Gracias por mostrar al mundo tu verdero SER... 
¡Tú eres único e imprescindible con tu preciosa unicidad!

lunes, 18 de julio de 2016

La Vida

Levantarte por la mañana y respirar...
ABRIR bien los pulmones; ensanchar el corazón.

Asomarte a la ventana y mirar con el alma.
Los pájaros, el sol, las nubes, el cielo infinito...
AGRADECER

Conectarte con todo. Con la realidad que te envuelve.
Con tu Ser. Con la vida que te recorre.
Con quien amas, con quien te ama.
Con quien no amas y no te ama.
Con la Fuente creadora que se encuentra en todo.
CONECTARTE a la vida.

Mirar a los ojos, sonreir.
Abrazar si así se precisa. Escuchar.
Hablar con el corazón.
ESTAR presente. Fluir.

CREER que todo es perfecto. Y saber que lo es.
Y vivir de ese modo. ¡Sin miedo!
Siempre adelante, sabiéndote en tu lugar.
Sabiéndo a cada uno en el suyo.

Comprender. Que cada uno es quien es.
Que todos somos lo mismo. Unos antes, otros después.
Experimentando la vida. Aprendiendo a Ser.
Que uno también fue lo que el otro hoy es.
Y precisó del amor. De la compasión. Del perdón.
COMPRENDER. AMAR. COMPADECER. PERDONAR.

A todos y a todo. Por que ese es el único modo de cambiar.
De elevar, de honrar la vida. De crear.
A través del Amor. Del Amor, del Amor...
Un mundo perfecto, armónico, feliz.
De luces y abrazos.
De razas, de especies, de libertades.
De bailes de colores y sonrisas blancas. 
De almas, bosques y océanos limpios,
De animales sin sangre y manos de caricias.

Tumbarme bajo un manto de estrellas. Estremecerme.
Sentir su vibración. Conectarme con ellas.
Agradecer el gran día que se ha ido. Y ha impregnado mi alma.
Saberme mejorado. Un poquito cada día.
A pesar de los pesares. AGRADECER.